miércoles, 13 de agosto de 2014

Qué significa educar para la igualdad

Generalmente cuando la gente escucha hablar de igualdad piensa exclusivamente en las relaciones, distancias y oportunidades entre mujeres y hombres; por supuesto, es correcto; una representación social semejante es producto de muchas décadas de trabajo y esfuerzo de los movimientos feministas y por los Derechos Humanos para visibilizar las inequidades, disparidades, estereotipos e injusticias que existen en todos los ámbitos de la vida de las personas, y que desafortunadamente dejan en condiciones de vulneración a las mujeres.

Pero el hecho es que en el ejercicio de la igualdad como principio básico de interacción humana no se piensa sólo en equiparar y mejorar las condiciones de las mujeres; la igualdad nos implica a todas y todos, según orígenes étnicos, religiones, actividades laborales, orientaciones sexuales, preferencias de entretenimiento. A todas las personas. La igualdad es un principio humano básico que va equiparado a la no discriminación.


Una vida familiar, escolar y social basada en enseñanza de la no discriminación y en la convicción de que todas y todos somos iguales ante la ley y tenemos derecho a todas las oportunidades, bienes y servicios no es sólo un asunto de legislaciones. En estos tiempos de crisis económica, de desgaste de las estructuras sociales y de descrédito de las instituciones de gobierno, puede representar la clave para enfrentar y superar problemas que afectan directamente la salud, el desarrollo y la felicidad de muchas personas, tales como la violencia de género, el feminicidio, la homofobia, xenofobia y el acoso escolar.



Enseñar a una población –no sólo a las generaciones de escolares, sino reeducar también a las generaciones de adultos para quienes es normal pensar que se puede ser superior a otras/os por razones económicas, de poder físico o social, por diferencias de pensamiento o cualquier otro prejuicio normalizado- valores propios de una ciudadanía democrática, humanitaria y justa (como el respeto, la colaboración, la honradez, la igualdad y la no discriminación) pueden ser los caminos que nos ayuden a superar los retos de una sociedad fragilizada como la que hoy vivimos. 

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